Existen tres clases de Dioses en el mundo de la Dragonlance:
1. Los Dioses del Mal. Su máxima representante es Takhisis, que es simbolizada como un dragón de cinco cabezas (su favorita entre otras representaciones de la diosa).
2. Los Dioses del Bien. Su máximo representante es Paladine, que es simbolizado como un amable, excéntrico y anciano mago que en la tierra es conocido como Fizban.
3. Los Dioses de la Neutralidad. Su máximo representante es Gilean, que es simbolizado con una Balanza.
Los Dioses del Mal quieren conquistar y esclavizar a los habitantes de Krynn. Los Dioses del Bien luchan contra ellos para impedírselo. Los dioses de la Neutralidad tratan de mantener el equilibrio entre ambas fuerzas. Mantener ese equilibrio es muy importante. Si la balanza se inclina excesivamente tanto hacia el Bien como hacia el Mal, las consecuencias para Krynn son desastrosas. En ambos casos la Balanza se desploma y el Mal vence.
El Mal es una de las caras de una moneda. El Bien es la otra cara de la misma moneda. Si una de las dos caras se aniquila totalmente, la moneda se destruye, desaparece. El Mal no se puede aniquilar totalmente porque traería la destrucción del mundo.
Para preservar dicho equilibrio, los Dioses castigaron al Príncipe de los Sacerdotes, gobernante y máximo representante del Bien en Krynn, lanzando una gran montaña ígnea sobre Krynn, provocando lo que sería conocido después como El Cataclismo.
Esta hecatombe ocurre en una época donde es precisamente el Bien el que prevalece sobre el Mal.
El Príncipe de los Sacerdotes y su Iglesia se corrompen. Los ritos pierden su significado y se vuelven rutinarios. El orgullo, la ambición y la envidia campan a sus anchas dentro y fuera de la Iglesia. Lo mundano y material vence a la espiritualidad. En nombre del Bien y de la Iglesia se cometen barbaridades: asesinatos, esclavitud de inocentes, etc. Se desea aniquilar totalmente al Mal y a todos sus representantes. También aniquilar a razas que, según ellos, no deberían existir porque no fue voluntad de los dioses. Da igual que sean buenos o perversos. Los Elfos anhelan un día en que ellos serán los únicos habitantes de Krynn por ser los elegidos de los dioses y máximos representantes del Bien (para ellos hasta la neutralidad es demasiado cercano al Mal). El miedo al Mal del Príncipe de los Sacerdotes le hace esconderse detrás de una barrera mágica de beatitud y no le deja ver la corrupción de su Iglesia.
Los Magos son los que mejor han aprendido esta lección. También hay tres clases de magos. Los Túnica Blanca, magos del Bien; los Túnica Negra, magos del Mal; y los Túnica Roja, magos neutrales. Para mantener el equilibrio y la magia también se unen entre si y con la Iglesia contra todo lo que pueda destruir el equilibrio. En este caso contra un joven mago Túnica Negra (Raistlin) que pretende convertirse en un dios y vencer a todos los dioses, para así ser el único. Ésto trae consigo la total destrucción de Krynn.
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